Hoy os presento un libro publicado en España en 2004 que justo hace ahora 10 años que lo leí por primera vez, y hace poco me alegró verlo recomendado entre los libros que uno ha de leer.
Eso es lo que me ha ocurrido a mí y por eso lo he elegido, a sabiendas que muchos ya habrán hecho lo mismo. Cuántos calificativos y emociones le habrán puesto: desgarradora, conmovedor, real, una inocencia perdida. Nos permite o invita a reflexionar sobre otras realidades como la impuesta por los talibanes que prohibieron volar cometas, pues resulta un pecado. De fácil lectura y de los que no te dejarán indiferente.
«En eso consistía volar cometas; en dejar que tu cabeza volara junto a ella».
¿Qué haces cuando has perdido un bien tan preciado como la amistad, te sientes culpable y quieres redimirte por algo que sabes que no podrás cambiar?
Amir nuestro protagonista regresa a un convulso Kabul natal, con el que ya no se identifica, en el que los niños ya no conocen otra cosa que el sonido de las bombas y la crueldad de las ideologías. En los 80 entró en una espiral de violencia, de guerras e invasiones que obligan a su familia a exiliarse y empezar una nueva vida en Estados Unidos.
Será allí cuando se entere de la muerte de Hassan, su mejor amigo y de que este tiene un hijo; entonces su corazón le dicta que debe regresar a su país.
Con una técnica de retrospectiva, el autor nos recrea la vida en dicha ciudad en la década de los 70 vista por sus ojos de 12 años, de aquellos que solo se tienen una vez. Una vida que se desarrolla con la intensidad propia de esa edad.
Amistad considero que es la mejor palabra que definiría a sus personajes, esa relación afectiva y de confianza es lo que une a Amir y Hassan. Dos chiquillos de clases muy distintas, dos padres y una competición de cometas que cambiara sus vidas, con la pérdida de lo más preciado que les unía, aquella amistad.
Como se repite a lo largo de la misma: «Por ti, lo haría mil veces más» para demostrarse el vínculo que les une.
Frente a ella, la expiación de una culpa por la traición a esa hermandad.
«Los niños no son cuadernos para colorear. No los puedes pintar con tus colores favoritos».
Un concurso de cometas le brinda una oportunidad a Amir para que su padre le admire, y con ayuda de Hassan lo conseguirá, si bien los acontecimientos que ocurren tras el mismo romperán una relación que parecía inquebrantable, el bien más preciado, algo que parecía tan fuerte como el propio hilo de las cometas.
Hassan acostumbrado a la vida dura y a los golpes, recibe uno de los peores, ya que no sabrá nunca los motivos por los que su mejor amigo ahora lo rehúye y evita…
«…Con cada cometa derrotada, la esperanza crecía en mi corazón como la nieve que se apila sobre un muro, copo tras copo».
Cometas en el cielo de Khaled Hosseini, Salamandra 2004.
Escrito por Leonor Pérez de Vega, autora del blog El dolor sí tiene nombre. Puedes seguirla en Twitter desde aquí.