Nada más lejos del título, esta vez os propongo pasar unos días de fantástica risa y diversión para estas vacaciones. Dicen que la risa es de las mejores terapias, ya que genera las tan necesarias endorfinas.
En mi opinión, con esta comedia ligera no solo están garantizadas las sonrisas a través del humor inteligente de su autor, presente a lo largo de la misma, que te llenará de buenos momentos, además comprobarás cómo se pueden retomar las segundas oportunidades, sin olvidar aquellos momentos que tú y tu imaginación deseen (#ViviendoMomentos que nos dice nuestra compañera Maite Padilla).
A veces, necesitamos no solo un chute de vida, también de risas que te puede ofrecer un amigo o un libro, y lo dice una apasionada de la novela negra. Si estas no se producen al menos es un libro de lo más ameno y encantador, de fácil lectura para estas tardes de calor.
«La vida pocas veces espera a que estemos listos»
Andrew es un brillante empresario londinense que tras la muerte de su esposa decide irse a trabajar de incógnito como mayordomo y secretario a la campiña francesa, a la conocida como la Finca de Beauvillier (¡Un inglés en Francia!).
Agobiado por su vida de ejecutivo, con un trabajo que ahora le resulta ajeno, sin olvidar los vacíos que han entrado en ella, rompe las reglas y los convencionalismos. No comunica su decisión a su familia, solo hará una excepción, la de su amigo Ward.
Como el propio Andrew nos dice: «había concebido una filosofía íntima a partir de ello: disfrutar de todo en cada instante, porque, al siguiente, todo puede desmoronarse».
Una vez instalado en Beauvillier compartirá historias de lo más inverosímil y divertidas con unos personales de lo más peculiar, que se necesitan al tiempo que la discusión es su arma cotidiana.
Phillipe Magnier el jardinero y una hombre que vale para todo, que le recibe tras su accidentada llegada, la dueña de la casa Nathalie, que vive anclada en un pasado que no va a regresar, Odile la cocinera, y el más listo de la casa, el gato Méphisto (de ahí la portada del libro)
Sin olvidar a otros como a Yanis (que ayuda a Phillipe y éste quiere hacer un de él un joven de provecho enseñándole a leer y unas nociones de matemáticas), y la joven Manón que ayuda en la casa y está perdida en sí misma.
Andrew revolucionará sus vidas removerá sus sentimientos e iluminará la casa.
Y cómo no una reflexión final del libro que me resulta muy apropiada para mis queridos #pacientesquecuentan: «cuando somos muy jóvenes, nos encontramos en la orilla y tenemos miedo de lanzarnos al agua. Luego nos pasamos nuestra existencia nadando, a veces sacudidos por la corriente, en dirección a la otra orilla. No hay más que una regla: no podemos regresar atrás. Deseo dedicarle este libro a los rayos de sol que han iluminado mi vida, que me han enseñado a tener menos miedo, de mí mismo y del mundo»
Días de perros. Gilles Legardinier, Plantea 2015.
Escrito por Leonor Pérez de Vega, autora del blog El dolor sí tiene nombre. Puedes seguirla en Twitter desde aquí.