¿Existe la buena o mala suerte? Es una pregunta que a la autora de esta novela se le ha formulado en las distintas entrevistas concedidas para hablar de la misma.
Y es que Rosa Montero ha logrado siempre engancharmecon su obra, y me quedo con este titular ante una visita que realizó a The Pennsylvania State University: “Rosa Montero ante la creación literaria: escribir es vivir”, Javier Escudero y Julio González.
Recientemente, también le he escuchado comentando esta novela que está un poco cansada de relatar el origen de la misma, pero ya lo indica, va en la promoción, aunque ella no lo necesite y sea algo más la editorial. Ahora bien, para sus lectores nos ayuda a conocer mejor la génesis y el porqué de sus obras.
Pues bien, vamos con esta nueva novela.
¿Quién no se ha querido bajar de la vida?
No en el sentido literal de la expresión, sino cambiar y por una temporada olvidarte de tu vida anterior y pasar a ser un desconocido.
Rosa Montero va desgranando en una trama muy bien construida, una historia en la que reconforta la visión positiva que nos traslada a pesar del dolor que existe detrás, y en concreto, en la vida de algunos de sus personajes.
Pablo Hernando, nuestro protagonista, en un viaje en tren a Málagadivisa en una de las paradas, concretamente en “PozoNegro” (un pueblo ficticio), un anuncio de la venta de una casa medio abandonada.
Decide bajarse en la siguiente parada, y sin ni siquiera mirar la casa la compra. Desconecta su teléfono, no usa sus tarjetas y solo lleva la ropa puesta y poco más.
El importante despacho de arquitectura para el que trabaja, con grandes proyectos, trata de localizarlo, pero no hay rastro de él. Su llegada al pueblo no pasa desapercibida para nadie.
¿Quién es ese hombre que ha comprado una casa sin mirarla?
Un pueblo que vivió de la minería hasta que cerró esta y ahora, con apenas 1300 habitantes, tal y como lo describe el protagonista “está muerto y no lo sabe”. Sus pocos vecinos no deambulan por él, solo se ven letreros de “se traspasa”, y la vida la da un centro comercial, por lo que con la llegada de este peculiar vecino, todo serán especulaciones.
En el mismo edificio vive la joven Raluca, una muchacha rumana que fue abandonada al nacer y que pronto se convertirá en el apoyo fundamental de Pablo. La verdad que se come, en el buen sentido, la historia y en mi opinión es el personaje clave en esta historia.
«La belleza ayuda a curar el dolor del mundo».
Pablo se va abriendo a su vecina, poco a poco nos desvela su pasado y cómo le ha marcado, al tiempo de un presente del que quiere desprenderse o al menos intentarlo. Ella le busca un trabajo en el centro comercial en el que trabaja, y de esta manera disponer de una forma de ingresos, porque no quiere usar sus tarjetas para que no le localicen, pero esto tardará en contárselo.
Los personajes y situaciones se van desarrollando en una historia cautivadora que te engancha, entonces empiezas a comprender el porqué de la toma de algunas decisiones; si bien, el personaje de Raluca nos atrapa, al menos a mí me ha sucedido. Aparece en muchos sentimientos de dolor, la culpa, el odio y la resiliencia que está presente en esta mujer que todo lo abarca.
Son variados los mensajes que abarca esta novela, la violencia doméstica y familiar, las envidias, etc. y cómo abarcarlos. No es fácil, porque no todo se puede controlar, todo lo contrario, pero quizá sí está en nosotros aprender a afrontarlo.
«Hay silencios que matan y atormentan» como escribe la autora ante situaciones cercanas que no deben dejarnos indiferentes.
En una de sus entrevistas en el programa de RNE “No es un día cualquiera” Rosa Montero comentaba sobre la buena o mala suerte. La mala existe es difícil huir de ella y la buena te la ganas como cuenta en esta novela, te ocupas de ella y algunos la consiguen.
«Muchas veces la vida consiste en elegir entre lo malo y lo peor».
Escrito por Leonor Pérez de Vega, autora del blog El dolor sí tiene nombre. Puedes seguirla en Twitter desde aquí.
Gracias, Leo por esta nueva reseña.
Tiene muy buena pinta el libro. A mi Rosa Montero también me ha gustado siempre.
Y si, la belleza es lo que ayuda a curar el dolor de este mundo. Al menos, a veces alivia el mío. 🍏😘💚