Siempre me hubiera gustado jugar al ajedrez, mi padre era un gran amante del mismo, pero no logré engancharme. A pesar del tema, me he encontrado con una pequeña novela que se califica como una de las mejores en relación con este juego, aunque creo que no es tanto el juego lo que está presente en la misma, más bien es el trasfondo que hay detrás, lo realmente importante en la misma.
No es una obra actual, no obstante, ahora se han rescatado varias de las escritas por Stefan Zweig. Un autor vienés de una prosa exquisita, y que de una forma breve pero cautivadora, no te dejará apartarte del libro.
Los críticos le definen como un autor que posee una escritura fluida y exquisita. Un «orfebre del pensamiento y llega a la maestría de otros autores que trabajan con destreza la novela psicológica, como los rusos Dostoyevski o Tolstói». Después de leer esta novela no puedo estar más de acuerdo con la definición, pues la misma te atrae desde la primera página y no pierde intensidad en ningún momento.
Mirko Czentovicz, un niño ruso huérfano que apenas sabía leer y escribir, es acogido en una casa y como le dicen: «es que no tiene sangre en las venas», ya que no jugaba ni participaba en nada. Si bien, resulta ser un prodigio para el ajedrez, y al tiempo incapaz para cualquier otra actividad. Ahora se ha convertido en un campeón en su campo.
Aunque el ajedrez parece ser el centro de esta novela, más bien es la excusa con el fin de mostrar la realidad de sus personajes, las obsesiones, la tortura, una mente enferma y cómo no: la personalidad de los anteriores y el trasfondo de una mente que ha quedado destrozada.
Durante un viaje en barco de Nueva York a Buenos Aires el Sr McConnor, un obstinado pasajero aficionado al ajedrez, que cuando se entera de la presencia de Czentoviczen el trasatlántico, quien ostenta el título de mejor ajedrecista del mundo, no descansará hasta lograr jugar una partida con él. En ese trance se le acerca el misterioso Sr. B, que viaja en el mismo barco, y le aconseja una serie de jugadas. Al final logra tablas con el campeón. Todo un triunfo.
A raíz de esas confidencias para jugar, el Sr. B le relatará el porqué de su viaje, una huida de la Gestapo, la tortura sufrida de una manera distinta, silenciosa, sumergido en la nada absoluta, hasta que se hizo con un pequeño libro de ajedrez. Este le salvará, y al tiempo le llevará a la locura.
Para él un tablero es como un vaso de alcohol para un alcohólico, no debe acercarse más.
«No nos hacían nada, se limitaban a situarnos en el vacío más absoluto, y si es bien sabido que nada en el mundo puede oprimir tanto el corazón del hombre como la nada».
Una novela de ajedrez, Stefan Zweig, 1942
A pesar de todo, no puede evitar jugar una partida con el todo poderoso campeón mundial, lo que ocurrió se lo dejo al lector.
Es una novela muy corta, pero viva desde la primera página y no tiene que gustarte el ajedrez, solo leer.
Escrito por Leonor Pérez de Vega, autora del blog El dolor sí tiene nombre. Puedes seguirla en Twitter desde aquí.